Desde hace muchos años, el tema de la salud mental ha sido un elemento de debate, de cierta forma las posturas, teorías y críticas han colaborado para
mantener una postura más o menos homogénea entre los profesionales y entendidos de la materia en general, sin embargo, nunca tanto como ahora se
necesita que la discusión de los criterios, metodologías, aproximaciones, definiciones e investigaciones en esta rama, se haga de una manera aún más
científica.

Debemos reconocer que durante muchos años hemos delegado en posturas psicológicas históricas la descripción de los trastornos mentales, su abordaje y
explicación…esto no necesariamente fue malo para el desarrollo de los estudios sobre la conducta, pero si para mantener en la actualidad esos mismos conceptos, ya que con el nivel de información y avance científico que tenemos hoy en día, hemos podido identificar múltiples variables de índole biológicas y genéticas que explican con mayor profundidad la manifestación de comportamientos
disfuncionales.

El ejercicio de la psicología y la psiquiatría en este momento de la historia, deben orientarse en hacer uso de los avances que este inicio de siglo nos ha permitido alcanzar, para ello debemos profundizar en los estudios genéticos, moleculares, biológicos y ambientales que comprenden el contexto de nuestra realidad actual.

Cada ser humano tiene particularidades únicas y dentro de esas particularidades existen innumerables factores de riesgo que no se contemplan en el sistema de clasificación actual de criterios de diagnóstico, es decir por ejemplo, que el abordaje de un paciente con un trastorno del espectro psicótico (Anteriormente
definido como Esquizofrenia) con propensión genética al desarrollo de manifestaciones sintomáticas de la enfermedad, tendrá particularidades
biopsicosociales diferentes, por ende su aproximación diagnostica será distinta a aquel paciente que no tenga estas mismas predisposiciones o que las tenga
(probablemente) en mayor o menor nivel. De igual manera, existen manifestaciones de otros trastornos mentales que pueden aparecer (comorbilidad)
y que en la actualidad su tratamiento es igual (o parecido) al que recibe otro paciente sin la presencia de estas características.

Para poder entender esto, debemos resaltar importantes iniciativas científicas de identificación de estas nuevas variables correlacionales, como las emanadas del Instituto Nacional de Salud (NIH siglas en inglés), a través del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) en los Estados Unidos, quienes desde hace aproximadamente 14 años han estado desarrollando el Research Domain Criteria o RDoC, el cual tiene como objetivo fomentar nuevos enfoques de investigación que conduzcan a mejores diagnósticos, prevención, intervención y curas. Este revolucionario enfoque promete aportar comprensión sobre la salud mental en términos de diferenciación individual y multifactorial.

Es preciso promover y financiar la investigación en salud mental en nuestros países, ya que es la única manera en la que vamos a poder hacerle frente a las
actuales y futuras realidades diagnósticas y de tratamiento de los diferentes trastornos y enfermedades mentales, pero, sobre todo, que de estas
investigaciones se puedan crear las condiciones para una adecuada estrategia de prevención de enfermedades mentales. Para llevar a cabo estos cambios, las
academias, escuelas de psicología y psiquiatría, las residencias psiquiátricas y las autoridades reguladoras de la salud en nuestro país, debemos ponernos de
acuerdo en la promoción e inversión de los estudios que nos coloquen en el mapa científico del mundo, de no ser así, seguiremos validando procedimientos que no necesariamente responden a las necesidades de nuestra población.

Autor: 
Mtro. Ariel Báez P. – Decano de la Escuela de Humanidades.